Esto
del encuentro personal con Jesús puede ser una locura, pero a pesar de seguir a una persona que fue
rechazada, que fracasó entre los hombres y mujeres de su tiempo y que
finalmente murió en la cruz como uno más, me llena de desafíos, solo por el hecho
de que Él quiso estar con la minoría, escogió a los desplazados, trabajó con
los humildes, alentó a las viudas, compartió con prostitutas y borrachos, yo soy
uno más de esos pobres de YHVH. Hoy creo que el servir es una acción que
podemos hacer de manera cotidiana en medio de nuestros amigos, en nuestras
familias, en nuestros barrios, en nuestras comunidades, pero que pasa si ¿hay
lugares donde no cuenta con las herramientas mínimas de acompañamiento en el
crecimiento personal y en la fe? Quizás pudiese con lo poco que tengo, con mis debilidades,
pero también con los dones que he cultivado a partir de la libertad que el
Señor me ha regalado, ser un aporte en medio de las periferias, donde no hay
los recursos mínimos para crecer, donde no hay profesores que puedan enseñar,
donde no hay instrumentos para crecer en la fraternidad cristiana, quizás Dios
me quiera en esos lugares, en esas tierras, con esos hermanos y hermanas.
Hoy
nuevamente me pregunto ¿Qué quieres de mí? Simplemente soy uno más en medio de millones
de personas, uno que siente, que respira, que ama, que sufre, que camina, que
ríe, que comparte, que llora, que se enamora, que disfruta, que recuerda, que
se esconde, que peca, que perdona, soy uno más, sin embargo continúo en la búsqueda,
una búsqueda que me ha llevado a encontrarte…